Desde que la OMS declaró la Covid-19 como pandemia, asistimos a una nueva guerra comercial entre las empresas farmacéuticas por ver cual consigue sacar antes al mercado la mejor vacuna y, por tanto, obtener mayores beneficios mediante su venta. Este hecho no es nuevo, ya ocurrió en la década de los 80 cuando el entonces recién descubierto virus del VIH comenzaba a existir y se cobraba las primeras víctimas. Se puede comprobar como ante una situación de emergencia sanitaria mundial, priman los intereses del capital por encima de la salud de las personas. En ambos casos vemos como los países ricos a los que pertenecen estas grandes compañías se escudan en decir que “creo que la PI (propiedad intelectual) es una parte fundamental de nuestra industria”, como señala Pascal Soriot, presidente ejecutivo del laboratorio AstraZeneca o “si no proteges la PI, entonces esencialmente no hay ningún incentivo para nadie para innovar”. La realidad es que como en todos los servicios ex...