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Palestina y el Sáhara, reconocimiento limitado y olvido intencionado

España reconoce el Estado Palestino a la vez que continúa enviando armas a Israel y permitiendo la ocupación del Sáhara Occidental por parte de Marruecos

El reconocimiento por parte de España del Estado palestino (junto con Noruega e Irlanda), pese a su indudable importancia, puede quedarse en un mero gesto simbólico si no se acompaña de un plan que desemboque en que el Estado palestino sea una realidad.  

El reconocimiento ha de ser solo el primer paso de una apuesta decidida por la paz, para ello es necesario que la sociedad internacional redoble la presión sobre Israel, exigiéndole el cese inmediato del genocidio. España debe romper relaciones diplomáticas con Israel, detener todas las compraventas de armamento y no permitir el tráfico de armas utilizando nuestros puertos, dando los pasos necesarios para que, desde la UE se adopten todas las sanciones económicas y de más medidas de presión que se han adoptado en otros casos. Una vez conseguido el fin de la violencia, será el momento de plantear la desocupación del territorio palestino y su reconstrucción. Todo esto habrá de finalizar con Benjamín Netanyahu y, al menos, su ministro de defensa, Yoav Galant, respondiendo ante la justicia internacional por los crímenes de Lesa Humanidad cometidos. Mientras esta situación continúe, es lícito que el pueblo palestino recurra a todos los medios de autodefensa que estén en sus manos para combatir la ocupación y el genocidio al que están siendo sometidos.

Ahora bien, cabe preguntarse, ¿qué Palestina ha reconocido España? En palabras de Pedro Sánchez, se reconocen las fronteras resultantes de la Guerra de los Seis Días, argumentando que estas fueron aceptadas por las partes en los Acuerdos de Oslo de 1993. Estas fronteras reconocen como Palestina únicamente el 22% de su territorio, siendo significativamente inferior incluso a las que se plantearon inicialmente en 1947 por la ONU. Estos acuerdos, aceptados por Palestina bajo coacción, pues la elección era aceptarlos o desaparecer, no solo son injustos, si no que han sido incumplidos sistemáticamente por Israel, y por lo tanto entendemos que no han de ser el marco que se utilice para el reconocimiento de Palestina. Desde nuestro Área apostamos por el reconocimiento pleno del territorio palestino “del rio al mar”. Igualmente, el territorio de los Altos del Golán, hoy bajo control militar israelí, ha de ser devuelto a Siria y Líbano.

Pese a las indudables connotaciones positivas de este paso dado por nuestro gobierno, con los matices anteriormente señalados, este se convierte en un gesto hipócrita cuando, el mismo gobierno, encabezado por el mismo PSOE, ha abandonado y traicionado al pueblo saharaui, responsabilidad histórica del Estado español y compromiso histórico de la Izquierda española.

El pasado año 2022, España aceptó el plan de Marruecos para que el Sahara quedase integrado en su territorio como una “región autónoma”. Lo que supone de facto, el reconocimiento de la ocupación marroquí del territorio saharaui. En un giro histórico de la política internacional española, que había sido mantenida incluso por el gobierno de Aznar, el gobierno “progresista” abandona a los saharauis, cediendo así al chantaje marroquí, que utiliza, entre otras armas, el control del flujo migratorio y del tráfico de drogas.

Resulta muy cómodo reconocer al Estado palestino, cuando las repercusiones y consecuencias reales son limitadas. Es necesario exigir que España adopte una postura valiente y de la misma forma, pese a los perjuicios que ello pueda suponer, reconozca a la República Árabe Saharaui Democrática, y exija a Marruecos el fin de la ocupación y favorezca la realización del referéndum que permita a los saharauis decidir libre y democráticamente su futuro.

En definitiva, el Gobierno de España, debe mostrar un compromiso firme por la paz y el derecho de todos los pueblos ocupados a tener un estado propio y a decidir libremente su futuro, sin injerencias de terceros. Para ello, es imprescindible tanto el reconocimiento pleno de Palestina como la descolonización del Sahara Occidental.