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La Comuna de París. 150 años del primer gobierno obrero

En este atípico año 2021 se cumplen 150 años de La Comuna de París. Un hito en la historia del proletariado, en el que por primera vez la clase trabajadora logró derribar a la burguesía dominante e implantar un gobierno obrero. Desde el 18 de marzo hasta el 28 mayo del año 1871, esta primera etapa revolucionara, que se prolongó durante 72 días, dejó tras de sí, una serie de experiencias que aun hoy tienen plena validez. Si bien el contexto, indudablemente ha cambiado durante este siglo y medio, las contradicciones de clase y la explotación sufrida por la clase trabajadora es en muchos aspectos, esencialmente la misma. 

La Comuna de París deja varias lecciones para la historia. La primera es que, ante el avance decidido de la clase trabajadora, la burguesía internacional es capaz de cerrar filas rápidamente, dejando caer la cortina de humo que suponen los intereses étnico-nacionales, y demostrando cuál es su verdadero objetivo, la defensa de sus intereses de clase. Entonces, igual que en la actualidad, la respuesta debe pasar por el internacionalismo obrero. La guerra mediática contra los procesos revolucionarios, que tan bien conocemos, es otra constante en la historia. La burguesía francesa, lanzó todo su poder mediático e ideológico contra La Comuna, de la misma manera que en la actualidad los grandes medios de comunicación atacan cualquier intento de la clase obrera de lograr su emancipación. 

En los dos meses que duró esta revolución, se adoptaron una serie de medidas, como la jornada laboral de diez horas, la abolición del trabajo nocturno, el sufragio universal directo o la elección de representes con mandato imperativo y revocable en todo momento. Al margen de estas medidas, fue la abolición de las instituciones burguesas de represión, como la policía y el ejército regular, sustituyéndolo por la milicia popular armada, uno de los grandes avances que se llevaron a cabo. En este sentido, Engels se referirá a la necesidad de la clase obrera, una vez que ésta haya llegado al poder, de “barrer” toda la maquinaria de opresión burguesa, dado que no es posible que el proletariado simplemente las tome como propias e intente utilizarlas en su beneficio. Otra forma de eliminar la maquinaria de represión burguesa, en este caso a nivel intelectual, fue la separación de la Iglesia y del Estado, retirando la financiación de ésta y apartándola de la educación, convirtiendo la fe en un asunto meramente privado. 

Sobre La Comuna se ha escrito ampliamente y se han señalado sus principales errores y aportaciones a la historia del movimiento obrero. Una de las principales lecturas que se hacen de ella, es como fue la primera gran exposición de como la lucha de clases es el motor de la historia. La alianza franco-prusiana tras la guerra, para sofocar las aspiraciones revolucionarias en Paris, supone una exposición descarnada de como los intereses de clase son los que realmente ponen en marcha las fuerzas históricas, siendo los conflictos nacionales meras pugnas por aumentar el poder de la burguesía propia. Otra de las grandes cuestiones que se exponen con enorme claridad en la experiencia comunal, es la necesidad de ruptura con el Estado burgués, dado que sobre sus instituciones es inviable llevar a cabo un proyecto socialista. 

Con sus aciertos y errores, La Comuna de París supone un hito en la historia del movimiento obrero, siendo la primera vez que el proletariado da un paso al frente y, mediante un proceso revolucionario, toma conciencia de su potencial transformador. Si bien la sociedad ha cambiado enormemente en este siglo y medio, los conflictos de clase siguen siendo sustancialmente los mismos.  En este sentido es imprescindible echar la vista atrás, dado que aun tenemos mucho que aprender de la experiencia revolucionaria de 1871 y somos, en cierto sentido, herederos de ésta.